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Actualmente trabajo con acrílicos y diferentes tintas. Si bien me gusta el color y pintar, termino eligiendo siempre el dibujo como forma de expresión para resolver una obra. Durante varios años utilicé lapiceras pero durante los últimos cinco, me dediqué a explorar la pluma, su versión más antigua.

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En cuanto a los soportes, busco la reacción de diferentes tipos de papel, aprovechando también una vida algo nómade que me permite buscar propuestas en diferentes países. En México me enamoré del papel Amate (de origen prehispánico fabricado de manera artesanal a partir de la corteza del árbol ficus) que uso en varias de mis obras y más recientemente estoy experimentando con papeles de origen peruano fabricados a partir de fibras naturales como el maíz, el kiwi y el cacao.

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De mis años de estudio formal, destaco el haber aprendido a trabajar en serie: la búsqueda constante sobre una misma idea. Por eso tengo cientos de trabajos de algunas de ellas como  “soles y lunas”, “mata”, “van” y puedo ver cómo han evolucionado a través de los años. Sin embargo hay otras temáticas que surgen y terminan en sí mismas, siendo series de 3 o 4 obras en total. Hay en ellas algunas constantes que tienen que ver con la mujer y lo astronómico.

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El hecho de haber estado recorriendo latinoamerica me permitió aprender de la impronta de los pueblos de la región, no tenidos casi en cuenta en el estudio de las Bellas Artes, incluso en los países latinoamericanos. Encuentro en sus bordados, tejidos, cerámica, arquitectura, orfebrería, escultura  -y por supuesto en su cultura en general y su historia- una fuente de información e inspiración que admiro profundamente. Y que sin dudas me influencian, no de manera obvia y literal, sino desde otras perspectivas que he ido incorporando naturalmente como el  manejo del color, del espacio, de los límites, del significado.           

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